La vida es un viaje en tren lleno de embarques y desembarques, accidentes sorpresivos, alegrías y tristezas profundas. Al nacer, subimos al tren y nos encontramos con personas que creemos que estarán siempre con nosotros en este viaje, como nuestros padres. Sin embargo, la realidad es que en algún momento se bajarán en una estación, dejándonos huérfanos de su cariño, amistad y compañía irremplazable.
Pero no importa, porque en este tren de la vida siempre habrá otras personas que se subirán y serán muy especiales para nosotros. Encontraremos a nuestros hermanos, amigos y maravillosos amores. Algunos tomarán este viaje como un simple paseo, mientras que otros encontrarán tristeza en el camino. Pero también habrá aquellos que estarán siempre dispuestos a ayudar a quienes lo necesiten.
A medida que avanzamos en el viaje, nos daremos cuenta de que algunos pasajeros se acomodan en vagones distintos al nuestro. Esto nos obliga a hacer el trayecto separado de ellos, aunque aún podamos recorrer con dificultad nuestro vagón para llegar hasta ellos. Sin embargo, ya no podremos sentarnos a su lado, ya que quizás haya otra persona ocupando el asiento.
Es curioso cómo algunos pasajeros, especialmente aquellos que son muy queridos, se encuentran en vagones diferentes. Pero esto no impide que nos relacionemos con ellos y busquemos lo mejor en cada uno. En algún momento del trayecto, ellos podrán titubear y necesitarán nuestra comprensión, al igual que nosotros también titubearemos y necesitaremos que alguien nos comprenda.
El gran misterio de este viaje es que nunca sabremos en qué estación bajaremos, ni dónde se bajarán nuestros compañeros de viaje. Incluso el pasajero que está sentado a nuestro lado es un enigma. Pero a pesar de todas las incertidumbres, debemos hacer este viaje de la mejor manera posible.
Tratemos de relacionarnos bien con todos los pasajeros, buscando lo mejor en cada uno. Hagamos que nuestra estadía en este tren llamado vida sea tranquila y que valga la pena. Contribuyamos para que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío deje añoranza en lindos recuerdos a aquellos que permanezcan en el viaje.