Enrique Gracián, un reconocido matemático, sostiene que en una sociedad tecnológica como la nuestra, la educación juega un papel fundamental. Según él, el sistema educativo es absolutamente crítico para la sustentación de esta civilización tecnológica. En este artículo, exploraremos las interesantes reflexiones de Gracián sobre la importancia de la educación y cómo esta se relaciona con el desarrollo de la tecnología.
El motor bacteriano: una historia fascinante
Gracián comienza su exposición compartiendo una fascinante historia sobre las bacterias y su motor. Durante mucho tiempo, se creía que los flagelos, estructuras en forma de látigo que poseen las bacterias, eran los responsables de su movimiento. Sin embargo, al observar detenidamente los movimientos de estos microorganismos, los investigadores se dieron cuenta de que había trayectorias que no podían ser explicadas por el movimiento de los flagelos. Fue entonces cuando se realizó un experimento en el que se agarró a una bacteria por la cola, lo que provocó que las bacterias comenzara a girar frenéticamente. Esto llevó a la conclusión de que los flagelos no eran simples látigos, sino que en realidad eran hélices giratorias. Y si eran hélices, debía haber un motor.
Así comienza la historia del motor bacteriano, uno de los descubrimientos más fascinantes de la biología. Este motor bacteriano tiene todas las características de un motor convencional: rotor, estator, cojinetes, cambios de marcha, modulador de velocidad, entre otros. Es capaz de alcanzar más de 50.000 revoluciones por minuto y realizar maniobras sorprendentes, como detenerse y cambiar de dirección en una fracción de segundo. Su eficiencia es del 100%, superando con creces cualquier motor que los humanos hayamos creado.
La diferencia entre el motor bacteriano y nuestras creaciones tecnológicas
Ante la asombrosa capacidad del motor bacteriano, podríamos sentirnos humillados por nuestras propias creaciones tecnológicas, como los motores de nuestras embarcaciones. Sin embargo, Gracián señala dos factores importantes que debemos tener en cuenta.
En primer lugar, la bacteria han tenido miles o incluso cientos de miles de años para desarrollar y perfeccionar su motor, mientras que nosotros hemos logrado avances tecnológicos en un período mucho más corto. Esta diferencia de tiempo es crucial para entender por qué las bacterias han alcanzado un nivel de sofisticación tan impresionante.
Pero hay otro factor aún más importante a considerar. Mientras que nosotros podemos separarnos de nuestras creaciones tecnológicas, las bacterias no pueden separarse de su motor, ya que forma parte de su organismo. Esta diferencia fundamental entre los humanos y las bacterias es lo que impulsa nuestra necesidad de aprender y adaptarnos.
Gracián destaca la capacidad de aprendizaje del ser humano como algo sorprendente. Cuando nacemos, no sabemos nada. No sabemos hablar, no tenemos idea de cómo funciona el mundo. Sin embargo, en un corto período de tiempo, podemos convertirnos en expertos en diferentes campos, como la ingeniería nuclear. Esta capacidad de aprendizaje es lo que nos permite evolucionar y desarrollar nuevas tecnologías.
La importancia de la educación en una sociedad tecnológica
En este sentido, Gracián sostiene que las civilizaciones tecnológicas, como la nuestra, dependen críticamente de lo que aprendemos, es decir, de los sistemas educativos. Si por alguna razón estos sistemas fallaran o colapsaran, nuestra civilización retrocedería a la Edad Media en cuestión de horas. Es por eso que la educación juega un papel fundamental en la sustentación de nuestra sociedad tecnológica.
Gracián hace hincapié en que el conocimiento y la información que dejamos por escrito son fundamentales para el desarrollo de la tecnología. Es a través de la educación que transmitimos este conocimiento a las generaciones futuras, permitiéndoles construir sobre lo que ya hemos aprendido.
En las palabras de Enrique Gracián, nos encontramos con una reflexión profunda sobre la intersección de la educación, la tecnología y la biología. Nos recuerda que, aunque nuestras creaciones tecnológicas pueden parecer rudimentarias en comparación con la sofisticación de la naturaleza, como el motor bacteriano, también debemos recordar el tiempo y la evolución que ha tenido la naturaleza para perfeccionar sus diseños.
A pesar de nuestras limitaciones, los humanos poseemos una capacidad única y poderosa: la capacidad de aprender y adaptarnos. Esta capacidad, cultivada a través de la educación, es lo que nos permite seguir avanzando, innovando y creando. En una sociedad cada vez más dependiente de la tecnología, la educación no es solo importante, es fundamental.
Así como las bacterias no pueden separarse de su motor, nosotros no podemos separarnos de nuestro conocimiento. Es parte de nosotros, de nuestra sociedad, de nuestra civilización. Y al igual que el motor bacteriano, nuestro conocimiento y nuestra educación son motores que impulsan nuestra sociedad hacia adelante.
Por lo tanto, al final de este viaje, no solo hemos aprendido sobre el asombroso motor bacteriano, sino que también hemos reflexionado sobre nosotros mismos, nuestra sociedad y el papel crucial que juega la educación en ella. Como lectores, somos parte de esta sociedad tecnológica y, por lo tanto, somos parte de su historia en constante evolución. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en esta historia, y cada uno de nosotros es un testigo de su desarrollo. Así que sigamos aprendiendo, sigamos preguntando, sigamos avanzando. Porque al final del día, somos todos estudiantes en este vasto universo de conocimiento. Y cada día es una oportunidad para aprender algo nuevo.