En la cultura estadounidense existe un mito popular que dice que si las personas son pobres, es porque se lo merecen. Según este mito, cualquiera puede lograr cualquier cosa con sus circunstancias. Sin embargo, esta creencia de que todos obtienen lo que se merecen no es cierta. La pobreza y la desigualdad son endémicas en el siglo XXI, no porque las personas no trabajen lo suficiente o sean perezosas, sino porque la pobreza es un subproducto necesario de las ganancias constantes de otras personas.
En este artículo, exploraremos por qué la pobreza no es culpa de la falta de motivación individual o malas decisiones individuales, sino más bien un resultado del sistema económico en el que vivimos.
La pobreza no es culpa de la falta de motivación individual
Muchas personas creen que la pobreza es el resultado de la falta de motivación individual o de malas decisiones personales. Sin embargo, las estadísticas demuestran que esto no es cierto. Cada dos años, un grupo de personas al azar cae en la pobreza, lo que demuestra que la pobreza no proviene de la falta de motivación individual. Además, durante las recesiones económicas, más personas se vuelven pobres y la tasa de pobreza aumenta. Esto demuestra que la pobreza está influenciada por factores económicos y no por la falta de esfuerzo individual.
La influencia de la suerte y la posición social en la pobreza
La pandemia de COVID-19 es un ejemplo claro de cómo las circunstancias fuera del control de las personas pueden afectar su situación económica. Durante la pandemia, los 10 hombres más ricos del mundo duplicaron su fortuna, no porque trabajaran el doble de duro, sino porque estaban en una posición de ventaja desde el principio. Además, los gobiernos les dieron dinero para salvar sus negocios, lo que los hizo aún más ricos. Esto demuestra que la suerte y la posición social juegan un papel importante en la riqueza y la pobreza.
El ejército de reserva del trabajo y la perpetuación de la desigualdad
El concepto del «ejército de reserva del trabajo» destaca cómo el sistema capitalista utiliza el desempleo como una herramienta para mantener el control y la presión sobre los trabajadores empleados. La amenaza de perder el trabajo y ser reemplazado por alguien dispuesto a trabajar por menos crea una dinámica en la que los trabajadores aceptan condiciones laborales desfavorables para mantener su empleo. Esto afecta su capacidad para negociar mejores salarios, condiciones laborales y beneficios. El ejército de reserva del trabajo es una pieza clave en la perpetuación de la desigualdad y la explotación en el sistema económico capitalista.
La importancia de los servicios públicos en la lucha contra la pobreza
Los servicios públicos, como la atención médica, el transporte, las viviendas y la educación, hacen que la vida sea más accesible para todos a un costo menor. Sin embargo, estos servicios pueden afectar los beneficios individuales de los capitalistas a corto plazo. Por ejemplo, si las personas tienen acceso a atención médica pública, no necesitarán gastar tanto en seguros, lo cual no es beneficioso para aquellos que ganan dinero con eso. Además, unos trabajadores felices y satisfechos son peligrosos para los empresarios, ya que podrían comenzar a exigir cambios y mejoras en el futuro. Por lo tanto, los capitalistas se oponen a ideas que podrían hacer que los trabajadores sean más felices y productivos, porque esto podría poner en peligro su control sobre las reglas del juego.
El impacto del desempleo y los bajos salarios en la pobreza
El desempleo y los bajos salarios son factores importantes que contribuyen a la pobreza. Muchas personas trabajan duro, incluso tienen dos o más trabajos, pero aun así no ganan suficiente dinero para vivir bien. Algunas personas ni siquiera pueden pasar tiempo con sus familias porque tienen que trabajar mucho para poder sobrevivir. Además, los trabajos de tiempo parcial con salarios bajos rara vez se convierten en trabajos de tiempo completo, lo que limita aún más las oportunidades de los trabajadores para salir de la pobreza. Adicionalmente, estos trabajos de tiempo parcial a menudo no ofrecen beneficios como baja por enfermedad o días de descanso pagados, lo que dificulta aún más la situación de los trabajadores.
El problema del salario mínimo y el aumento de los costos de vida
El salario mínimo no es suficiente para cubrir todos los gastos básicos, como el alquiler, los servicios públicos y los alimentos. En los últimos 20 años, el costo del alquiler se ha más que duplicado, y otros gastos, como la gasolina y la electricidad, también han aumentado significativamente. Esto significa que, incluso si los trabajadores trabajan duro, no pueden llegar a fin de mes con el dinero que ganan. Los trabajadores con salario mínimo a tiempo completo no pueden pagar el alquiler en ningún lugar de Estados Unidos, lo que demuestra la insuficiencia del salario mínimo para cubrir las necesidades básicas.
El estigma de la pobreza y la influencia de la raza y la clase social
En la sociedad estadounidense, existe un estigma asociado a la pobreza, especialmente hacia las personas de bajos ingresos y las personas de color. Este estigma se basa en la idea errónea de que las personas pobres son perezosas y no trabajan lo suficiente. Sin embargo, esto no es cierto, ya que la pobreza está arraigada en cómo funciona nuestro sistema económico y no en la falta de esfuerzo individual. Además, la idea de pereza se utiliza para mantener en su lugar a las personas que luchan y desviar la atención de las fallas del sistema económico.
Más allá de la pobreza
La pobreza no es un reflejo de la falta de motivación individual, sino un subproducto del sistema económico en el que vivimos. La suerte, la posición social y las circunstancias fuera de nuestro control pueden tener un impacto significativo en nuestra situación económica.
Para aquellos que buscan profundizar en este tema, hay una serie de libros que podrían ser de interés. «El precio de la desigualdad» de Joseph Stiglitz, «Capital e ideología» de Thomas Piketty y «Desigualdad: ¿Qué podemos hacer?», de Anthony Atkinson son excelentes recursos para entender más sobre la pobreza y la desigualdad.
Además, hay cursos disponibles que pueden proporcionar una visión más profunda de estos temas. Por ejemplo, «La economía de la pobreza y la desigualdad» ofrecido por la Universidad de Stanford y «Desigualdad económica y social: causas, efectos y soluciones» de la Universidad de Oxford.
Por último, es importante recordar que cada uno de nosotros puede desempeñar un papel en la lucha contra la pobreza y la desigualdad. Ya sea a través de la educación, la participación en la política local o simplemente siendo conscientes de los problemas, todos tenemos el poder de marcar la diferencia.
Gracias por leer este artículo. Esperamos que haya proporcionado una nueva perspectiva sobre la pobreza y la desigualdad en nuestra sociedad. Recuerda, el cambio comienza con la comprensión.