Los ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS, por sus siglas en inglés) son una de las amenazas más frecuentes y peligrosas en el mundo de la ciberseguridad. Estos ataques pueden causar graves daños a las empresas y organizaciones que dependen de internet para ofrecer sus servicios. En este artículo, vamos a explicar qué son los ataques DDoS, cómo funcionan, qué impacto tienen y cómo podemos prevenirlos.
¿Qué son los ataques DDoS?
Los ataques DDoS son una forma de ciberataque que tiene como objetivo inhabilitar y bloquear sistemas, aplicaciones, dispositivos y servicios de internet, impidiendo que funcionen de manera normal y que puedan atender cualquier tipo de petición, incluso las legítimas. Estos ataques buscan colapsar los recursos de un servicio, como el ancho de banda, la memoria o la CPU, generando una sobrecarga de tráfico o de solicitudes que supera la capacidad del servicio.
Los ataques DDoS se llaman así porque son distribuidos, es decir, que provienen de diferentes orígenes o sitios en lugar de una sola dirección IP. Esto hace que sea más difícil detener este tipo de ataques, ya que pueden venir de docenas, cientos o incluso miles de direcciones IP diferentes, que pueden estar repartidas por todo el mundo. Estas direcciones IP suelen pertenecer a sistemas infectados por malware, que forman parte de una red zombie o botnet, controlada por el ciberdelincuente que lanza el ataque.
¿Cómo funcionan los ataques DDoS?
Para entender cómo funcionan los ataques DDoS, es necesario comprender las vulnerabilidades en las que se centran. Simplificando, los servicios en internet, como Amazon, Netflix o Facebook, se canalizan a través de recursos como los canales de comunicación en los datacenters o los servidores web. Estos recursos tienen un límite en la cantidad de solicitudes que pueden aceptar y procesar simultáneamente.
El problema surge cuando el número de solicitudes supera la capacidad de los recursos. En algunas situaciones, las respuestas de los recursos se ralentizarán, lo que resultará en una atención lenta a las solicitudes. En otros casos, los recursos pueden bloquearse por completo debido a la sobrecarga de peticiones masivas desde diferentes ubicaciones en internet.
Esto es lo que buscan los ataques DDoS: paralizar el servicio objetivo y evitar que pueda atender cualquier tipo de petición. Para ello, los ciberdelincuentes utilizan diferentes técnicas y tipos de ataques DDoS, que se pueden clasificar según el nivel de la arquitectura de red que atacan. Algunos de los tipos más comunes son:
– Ataques de capa de aplicación: Estos ataques se dirigen a la capa más alta de la arquitectura de red, donde se encuentran las aplicaciones y los protocolos específicos que utilizan, como HTTP, HTTPS o DNS. Estos ataques buscan agotar los recursos de las aplicaciones, enviando solicitudes maliciosas o incompletas que requieren una gran cantidad de procesamiento. Un ejemplo de este tipo de ataque es el ataque HTTP flood, que consiste en enviar una gran cantidad de solicitudes HTTP a un servidor web, con el fin de saturar su capacidad de respuesta.
– Ataques de capa de protocolo: Estos ataques se dirigen a la capa intermedia de la arquitectura de red, donde se encuentran los protocolos que regulan la comunicación entre los dispositivos, como TCP, UDP o ICMP. Estos ataques buscan agotar los recursos de los dispositivos, enviando paquetes de datos malformados o inválidos que generan errores o respuestas innecesarias. Un ejemplo de este tipo de ataque es el ataque SYN flood, que consiste en enviar una gran cantidad de solicitudes de conexión TCP a un servidor, sin completar el proceso de establecimiento de la conexión, lo que provoca que el servidor se quede esperando las respuestas que nunca llegan.
– Ataques de capa de red: Estos ataques se dirigen a la capa más baja de la arquitectura de red, donde se encuentran los elementos físicos que transportan los datos, como los routers, los switches o los cables. Estos ataques buscan agotar el ancho de banda de la red, enviando una gran cantidad de datos que consumen toda la capacidad de transmisión. Un ejemplo de este tipo de ataque es el ataque UDP flood, que consiste en enviar una gran cantidad de paquetes UDP a un puerto aleatorio de un servidor, lo que provoca que el servidor tenga que verificar si hay alguna aplicación que pueda recibir esos paquetes, y en caso contrario, descartarlos.
¿Qué impacto tienen los ataques DDoS?
Los ataques DDoS pueden tener un impacto grave en las empresas y organizaciones que son víctimas de estos ataques. Algunas de las consecuencias que pueden sufrir son:
? Pérdida de ingresos: Si un servicio de internet no puede funcionar correctamente debido a un ataque DDoS, puede perder clientes, ventas, publicidad y otras fuentes de ingresos. Según un estudio de la empresa Kaspersky, el coste medio de un ataque DDoS para una empresa es de unos 120.000 dólares, y puede llegar a superar el millón de dólares en algunos casos.
? Pérdida de reputación: Si un servicio de internet sufre un ataque DDoS, puede dañar su imagen y su credibilidad ante sus clientes, proveedores, socios y competidores. Esto puede afectar a la confianza y la fidelidad de los clientes.
? Pérdida de datos: Si un servicio de internet es víctima de un ataque DDoS, puede perder información valiosa y sensible, como datos de clientes, transacciones, registros o contraseñas. Esto puede suponer un riesgo de robo de identidad, fraude o extorsión para los usuarios afectados. Además, puede implicar una violación de la normativa de protección de datos, lo que puede conllevar sanciones legales y administrativas.
? Pérdida de seguridad: Si un servicio de internet es atacado por un DDoS, puede quedar expuesto a otros tipos de ciberataques, como el phishing, el malware o el ransomware. Estos ataques pueden aprovechar la debilidad o la distracción del servicio para infiltrarse en sus sistemas y causar más daños. Por ejemplo, pueden robar o cifrar los datos, modificar o borrar los archivos, o tomar el control de los dispositivos.
¿Cómo podemos prevenir los ataques DDoS?
Si bien los sistemas de protección avanzan y mejoran constantemente, las técnicas y herramientas de los ciberatacantes también evolucionan. Aunque no podemos ser inmunes al cien por cien, podemos disminuir la probabilidad de ser afectados y dificultar la materialización del ataque.
Algunas medidas de prevención que podemos tomar son:
• Revisar la configuración de nuestros sistemas y recursos de red, así como las configuraciones de los routers. Es importante mantenerlos actualizados y parcheados, así como aplicar medidas de seguridad básicas, como el uso de contraseñas seguras, el cifrado de los datos o el firewall.
• Verificar qué tipo de protección ofrece nuestro proveedor de servicios de internet ante este tipo de ataques. Algunos proveedores cuentan con sistemas de detección y mitigación de ataques DDoS, que pueden bloquear o filtrar el tráfico malicioso antes de que llegue a nuestro servicio.
• Utilizar herramientas de protección DDoS, como el servicio de protección de Google, Amazon, Microsoft y Akamai, entre otros. Estas herramientas ayudan a levantar una barrera entre nuestro servicio y los atacantes, desviando el tráfico hacia sus propios servidores, donde lo analizan y lo limpian, y devolviendo solo el tráfico legítimo a nuestro servicio.
• Implementar una estrategia de redundancia y escalabilidad, que nos permita disponer de recursos adicionales en caso de que nuestro servicio se vea afectado por un ataque DDoS. Esto implica tener copias de seguridad de nuestros datos, así como la posibilidad de aumentar la capacidad de nuestros recursos de forma temporal o permanente, ya sea en la nube o en otros servidores.
Protegiéndonos en un mundo digital
En resumen, los ataques DDoS son una amenaza real y creciente en el mundo digital de hoy. Sin embargo, con el conocimiento adecuado y las herramientas correctas, podemos protegernos y minimizar el impacto de estos ataques.
Para aquellos que buscan profundizar en el tema, hay una serie de recursos disponibles. Por ejemplo, el libro “DDoS Attacks: Evolution, Detection, Prevention, Reaction, and Tolerance” ofrece una visión detallada de los ataques DDoS y cómo combatirlos. Además, hay cursos en línea como “Cybersecurity for Business” en Coursera que pueden ayudar a las empresas a entender y mitigar las amenazas cibernéticas.
La mejor defensa contra los ataques DDoS es estar preparado. Con la educación, las herramientas adecuadas y una actitud proactiva, podemos asegurarnos de que estamos haciendo todo lo posible para proteger nuestros sistemas y servicios en línea. Recuerda, en el mundo digital de hoy, la seguridad no es una opción, es una necesidad.