¿Por qué GRECIA es el país MÁS POBRE del euro?

Grecia es el país más pobre de la eurozona, con un PIB per cápita de 18.176 euros, muy por debajo de la media de 32.600 euros. Su economía lleva años sumida en una profunda crisis, que ha provocado una caída del 25% de su PIB, un aumento del desempleo hasta el 16%, una reducción de los salarios y las pensiones, y una pérdida de la soberanía nacional. ¿Qué factores explican esta situación? ¿Qué medidas se han tomado para revertirla? ¿Qué perspectivas tiene Grecia de recuperar el crecimiento y la prosperidad?

El problema del gasto público y la deuda

Uno de los principales factores que ha llevado a Grecia a la crisis es el excesivo gasto público y el elevado endeudamiento. Durante los años electorales, los gobiernos griegos han incrementado el desembolso estatal y las obligaciones financieras, como una forma de comprar votos y mantener el apoyo popular. Sin embargo, esta práctica no se ha limitado a los años electorales, sino que se ha mantenido de forma constante, sin ningún control ni responsabilidad fiscal.

El resultado ha sido una acumulación insostenible de deuda, que ha superado el 180% del PIB, la más alta de la Unión Europea. Esta deuda ha supuesto un lastre para la economía griega, ya que ha generado un crecimiento económico falso y artificial. Durante años, Grecia ha crecido al mismo ritmo que otros países europeos, pero este crecimiento estaba basado en el endeudamiento, no en la producción. Era como vivir por encima de sus posibilidades, gastando más de lo que se ingresa.

La crisis financiera de 2008 agravó la situación. El sistema financiero se colapsó, el paro se disparó y muchas empresas quebraron. Los ingresos fiscales se redujeron, dejando al gobierno sin recursos para pagar los servicios públicos esenciales, como la sanidad, la educación o la seguridad social. Para solucionar esto, el gobierno griego se endeudó aún más, lo que finalmente desencadenó la crisis de la deuda.

La falta de confianza en la economía griega por parte de los inversores provocó un aumento en la prima de riesgo griega, que mide el diferencial de interés que se paga por la deuda griega respecto a la alemana. Esto significa que los inversores dejaron de prestar dinero al gobierno griego, y los pocos que lo hicieron lo hicieron a tipos de interés muy altos. Grecia se vio obligada a declararse en quiebra y a pedir un rescate financiero al Fondo Monetario Internacional y al Banco Central Europeo.

El problema de la evasión fiscal y la corrupción

Otro de los factores que ha contribuido a la crisis griega es la elevada evasión fiscal y la corrupción. Según un estudio de la Universidad de Chicago, Grecia pierde cada año unos 28.000 millones de euros por el fraude fiscal, lo que equivale al 11% de su PIB. Esto supone una merma importante de los ingresos públicos, que podrían destinarse a mejorar los servicios públicos o a reducir la deuda.

La evasión fiscal es un problema estructural y cultural en Grecia, que afecta a todos los niveles de la sociedad. Desde los profesionales liberales, que no declaran sus ingresos reales, hasta las grandes empresas, que usan paraísos fiscales o facturas falsas para eludir el pago de impuestos. La falta de control y de sanciones por parte de la administración tributaria ha fomentado esta práctica, que se ha convertido en algo habitual y aceptado socialmente.

La corrupción es otro fenómeno que mina la economía griega. Según el índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional, Grecia ocupa el puesto 60 de 180 países, con una puntuación de 50 sobre 100, siendo 0 el más corrupto y 100 el más transparente. La corrupción afecta tanto al sector público como al privado, generando ineficiencia, despilfarro y desigualdad. Los casos de sobornos, nepotismo, clientelismo y malversación de fondos públicos son frecuentes y rara vez se castigan.

El problema de la falta de inversión y de competitividad

El tercer factor que explica la crisis griega es la falta de inversión y de competitividad. La inversión en Grecia se ha desplomado durante la crisis y desde entonces se ha mantenido por debajo de los niveles de los años 90. Esto significa que el país está perdiendo más capacidad productiva de la que está creando cada año, lo que resulta en una destrucción del tejido empresarial.

Un factor importante que contribuye a esta situación son las empresas zombies. Estas son empresas que funcionan mal y se sostienen a base de ayuda estatal y deuda. En Grecia, aproximadamente tres de cada diez compañías son consideradas empresas zombies. Estas empresas ocupan recursos que podrían ir a otras compañías más productivas y están terriblemente endeudadas con el sistema financiero.

Para evitar que estas empresas quiebren, los bancos las refinancian constantemente, lo que significa que les prestan más dinero para que puedan sobrevivir. Sin embargo, esto impide que los bancos tengan suficiente dinero para prestar a empresas realmente productivas. Un estudio de la OCDE calcula que si los bancos griegos dejaran de refinanciar a las empresas zombies, podrían aumentar el crédito a las empresas sanas en un 40%.

La falta de inversión en empresas productivas ha llevado a una pérdida de competitividad de la economía griega. Según el índice de competitividad global del Foro Económico Mundial, Grecia ocupa el puesto 81 de 141 países, con una puntuación de 58,6 sobre 100, siendo 0 el menos competitivo y 100 el más competitivo. Grecia tiene un bajo nivel de innovación, de calidad institucional, de educación y de infraestructuras, lo que dificulta el desarrollo de sectores estratégicos y de alto valor añadido.

Las medidas tomadas y las perspectivas de futuro

Ante esta situación, el gobierno griego ha tomado una serie de medidas para intentar salir de la crisis y recuperar el crecimiento. Estas medidas han sido impuestas por los acreedores internacionales, a cambio de los rescates financieros. Algunas de estas medidas son:

• La reducción del gasto público y el aumento de los impuestos, para equilibrar las cuentas públicas y reducir el déficit fiscal.

• La reestructuración de la deuda, para aliviar la carga financiera y alargar los plazos de pago.

• La reforma del sistema tributario, para combatir el fraude fiscal y aumentar la recaudación.

• La reforma del mercado laboral, para flexibilizar las condiciones de contratación y despido, y reducir los costes laborales.

• La reforma del sistema de pensiones, para garantizar su sostenibilidad y reducir el gasto en pensiones.

• La privatización de empresas y activos públicos, para generar ingresos y atraer inversión extranjera.

• La liberalización de sectores regulados, para fomentar la competencia y la eficiencia.

Estas medidas han tenido un impacto positivo en algunos indicadores económicos, como la reducción del déficit fiscal, la mejora de la balanza comercial, el aumento de las exportaciones, la recuperación del crecimiento y la creación de empleo.

Sin embargo, también han tenido un impacto negativo en otros aspectos, como el aumento de la pobreza, la desigualdad, la exclusión social, la emigración, el deterioro de los servicios públicos, la pérdida de la soberanía nacional y el descontento social. Estas medidas han sido percibidas por muchos griegos como una imposición externa, que no respeta sus derechos ni sus necesidades. Esto ha generado una fuerte oposición y protestas por parte de la población, que ha expresado su rechazo a los recortes, las subidas de impuestos y las privatizaciones.

Las perspectivas de futuro para Grecia son inciertas. Por un lado, el país ha logrado salir de los programas de rescate y volver a los mercados financieros, lo que le da más autonomía y margen de maniobra. Por otro lado, el país sigue enfrentándose a grandes desafíos, como la elevada deuda, la baja competitividad, la falta de inversión, la corrupción y la inestabilidad política. Además, el país está expuesto a los riesgos y las oportunidades que plantea el contexto europeo e internacional, como el Brexit, la pandemia, la crisis migratoria, el cambio climático o la digitalización.

Para superar estos desafíos y aprovechar estas oportunidades, Grecia necesita seguir reformando su economía y su sociedad, pero de una forma más equilibrada y participativa. Es necesario combinar la disciplina fiscal con la inversión pública, la austeridad con la solidaridad, la competitividad con la cohesión, la apertura con la identidad, y la integración con la democracia. Solo así, Grecia podrá recuperar el bienestar y la confianza de sus ciudadanos, y contribuir al proyecto europeo.

“La economía es el método, el objeto de estudio es la pobreza.” – Philip Kotler

Más allá de la crisis: Un camino hacia la recuperación

La situación en Grecia es sin duda desafiante, pero no es insuperable. A pesar de los obstáculos, hay un camino hacia la recuperación y la prosperidad. Este camino requiere una comprensión profunda de los problemas que enfrenta Grecia y una voluntad de tomar medidas difíciles pero necesarias.

Si te interesa profundizar en la economía y la política de Grecia, te recomendamos el libro «Grecia, la crisis y sus consecuencias» de George Papandreou, un análisis detallado de la crisis griega desde la perspectiva de un ex primer ministro.

Para aquellos que buscan una comprensión más amplia de la economía mundial y cómo las crisis financieras pueden afectar a las naciones, el curso «Economía global: Cómo las naciones se convierten en ricas o pobres» de Jeffrey Sachs en Coursera ofrece una visión fascinante.

Gracias por acompañarnos en este viaje a través de la economía y la cultura de Grecia. Esperamos que este artículo te haya proporcionado una visión valiosa y te haya inspirado a seguir explorando. ¡Hasta la próxima!

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