La vida está llena de problemas y todos buscamos constantemente la felicidad. Creemos que si resolvemos todos nuestros problemas, nuestra vida será tranquila y feliz, sin espacio para el sufrimiento. Sin embargo, considero que nos estamos enfocando mal en resolver todo lo que nos preocupa, ya que es imposible. Siempre aparecerán nuevas preocupaciones que sustituirán a las antiguas. Entonces, ¿cómo podemos ser felices y vivir sin sufrimiento?
En este artículo, te voy a contar sobre la dicotomía de control, el pilar del pensamiento estoico. Esta herramienta puede aplicarse a absolutamente todo en tu vida. Te explicaré en profundidad qué es la dicotomía de control, te daré ejemplos y ejercicios prácticos para que puedas incorporar esta increíble herramienta en tu vida.
La dicotomía de control: el pilar del pensamiento estoico
Epicteto, uno de los filósofos estoicos más importantes, entendió la importancia de la dicotomía de control en su vida. En sus propias palabras, «la principal tarea en la vida es sencillamente esta: identificar y separar los problemas de modo que pueda decirme a mí mismo claramente cuáles son externos, que no están bajo mi control, y cuáles tienen que ver con las elecciones que realmente controlo».
La dicotomía de control consiste en diferenciar todo aquello que podemos controlar de lo que no podemos controlar. Es crucial comprender que hay tres categorías de eventos: los que están totalmente bajo nuestro control, los que están parcialmente bajo nuestro control y los que no están bajo nuestro control.
¿Qué podemos controlar y qué no podemos controlar?
Para aplicar la dicotomía de control en nuestra vida, debemos centrarnos en lo que podemos controlar, como ser amables con los demás o cuidar nuestra salud, y dejar de preocuparnos por lo que no podemos controlar. Por ejemplo, si nos preocupamos por un resultado médico que aún no conocemos, estamos sufriendo innecesariamente. El resultado está fuera de nuestro control, por lo que no tiene sentido sufrir por ello.
La dicotomía de control nos enseña a aceptar los problemas y buscar soluciones en lo que está bajo nuestro control. No preocuparse no significa que no nos importe, significa aceptar el problema y buscar una solución. Si depende de nosotros, aceptar que algo depende de nosotros nos lleva a la proactividad, a intentar cambiar aquello que no nos gusta. Pero también implica no frustrarse si la situación escapa a nuestro control.
Es importante recordar que aunque podemos influir en el resultado de ciertos eventos en nuestra vida, no debemos frustrarnos si las cosas no salen como queremos. Hay cosas que escapan de nuestro control absoluto. Por ejemplo, un arquero puede tener la mejor postura, el mejor arco y la flecha más recta, pero una ráfaga de viento puede desviar la flecha o cualquier otro factor externo puede afectar el resultado. Lo fundamental es enfocarnos en lo que podemos controlar y dar lo mejor de nosotros para acercar el resultado a lo que queremos.
La dicotomía de control como una herramienta para transformar lo negativo en positivo
La dicotomía de control se aplica a cualquier situación de nuestra vida, ya sea una entrevista de trabajo, una relación con otra persona o intentar aprobar un examen. No debemos centrarnos en ganar siempre, sino en hacerlo lo mejor que podamos. Si después de dar lo mejor de nosotros fracasamos, no debemos frustrarnos. Debemos recordar que hay cosas que escapan de nuestro control absoluto.
Es normal tener una respuesta emocional inicial ante cualquier situación, pero los estoicos llaman a estas emociones «proto-pasiones». Por ejemplo, si suspendemos un examen después de tanto esfuerzo, es normal sentir rabia o enfado. Sin embargo, después de ese momento inicial de rabia, debemos decidir si nos dejamos llevar por las emociones negativas o si aplicamos la dicotomía de control.
La dicotomía de control nos ayuda a transformar las situaciones negativas en situaciones positivas. Aceptamos lo que ya ha ocurrido, ya que no podemos cambiarlo, pero tenemos control sobre cómo reaccionamos a ello. Esto marca la diferencia entre la victoria y la derrota, entre la excelencia y la mediocridad.
Una forma de vivir sin sufrimiento
Un ejercicio práctico que puedes hacer es hacer una lista de todos los problemas que tienes en tu vida, separándolos en dos grupos: los problemas que no puedes controlar y los problemas que controlas totalmente o parcialmente. Luego, al lado de cada problema sobre el que tienes algún tipo de control, escribe lo que puedes hacer para solucionarlo. Esto te dará una mejor visión sobre los problemas que tienes en tu vida y te ayudará a buscar soluciones y afrontar tu vida con más tranquilidad.
La dicotomía de control es una herramienta poderosa que nos enseña a enfocarnos en lo que podemos controlar y a aceptar lo que está fuera de nuestro control. Nos ayuda a dejar de preocuparnos por lo que no podemos cambiar y a tomar acción en lo que sí podemos influir. Al aplicar esta herramienta en nuestra vida, podemos vivir de manera más tranquila, aprender de nuestros errores y mejorar como personas.