¿Qué es la teoría del apego?
La teoría del apego sostiene que un fuerte vínculo emocional y físico con un cuidador principal en nuestros primeros años de vida es fundamental para nuestro desarrollo. Si nuestro vínculo es fuerte y tenemos un apego seguro, entonces nos sentimos seguros para explorar el mundo, sabiendo que siempre existe esa base segura a la que podemos regresar en cualquier momento. Por otro lado, si nuestro vínculo es débil, nos sentimos con apego inseguro y tenemos miedo de salir o explorar un mundo que parece bastante aterrador, porque no estamos seguros si podemos regresar.
Las personas que tienen un apego seguro tienen mayor confianza, pueden conectarse con otros y, como resultado, tienen más éxito en la vida. Por otro lado, las personas con apego inseguro tienden a desconfiar de los demás, carecen de habilidades sociales y tienen problemas para formar relaciones.
¿Qué tipos de apego existen?
Existen diferentes tipos de apego, incluyendo el apego seguro y los tres tipos de apego inseguro: ambivalente, evitativo y desorganizado. Estos tipos de apego se desarrollan en respuesta a la angustia y pueden tener un impacto significativo en nuestra vida.
Para comprender mejor la teoría del apego, podemos observar el caso de los señores Smith, quienes tienen cuatro hijos: Lucas, Ana, José y Amanda. Los Smith son padres amorosos que abrazan, hacen contacto visual frecuente, hablan afectuosamente y siempre están ahí para sus hijos. Sin embargo, un día el señor Smith se enferma y muere, lo que hace que la vida sea muy difícil para la señora Smith. Ella pasa todo el día trabajando y al mismo tiempo trata de cuidar a sus hijos, una tarea imposible.
Apego seguro
A los seis años, Lucas tiene un apego seguro. Su cerebro está avanzado en su desarrollo y sabe que siempre tiene a su mamá como refugio seguro. Esto le brinda confianza y seguridad para explorar el mundo. Como resultado, se convierte en un joven confiado y optimista.
Apego ambivalente
Ana, que tiene tres años, tiene problemas para hacer frente a la falta de atención de su madre. La nueva situación hace que su madre actúe de manera impredecible y Ana se vuelve pegajosa para llamar su atención. Esto crea un apego ambivalente en Ana, y más adelante en la vida, otros pueden percibirla como impredecible o malhumorada.
Apego evitativo
José, de dos años, pasa su tiempo con su tío, quien piensa que una buena educación significa ser estricto. Si José muestra demasiadas emociones o es demasiado bullicioso, su tío se enoja y a veces es punitivo. Esto asusta a José y aprende a evitar mostrar sus sentimientos para evitar el miedo. Como adulto, José continúa con esta estrategia y tiene problemas para entablar relaciones. Su imagen de sí mismo es bastante negativa y su estilo de apego es evitativo.
Apego desorganizado
Amanda, que solo tiene un año, es enviada a una guardería donde el personal está mal capacitado, sobrecargado de trabajo y a menudo muy estresado. Algunos incluso son abusivos. Esto hace que Amanda se sienta ansiosa y desconfiada de las personas en las que busca seguridad. Su apego se vuelve desorganizado y experimenta miedo sin resolución, lo que afecta su visión del amor y la seguridad.
¿Cómo afecta el apego a nuestro desarrollo?
El apego se forma en los primeros años de nuestras vidas, cuando somos demasiado jóvenes para comunicar nuestra ansiedad. Como resultado, podemos experimentar altos niveles de estrés. Nuestra glándula suprarrenal, que produce las hormonas del estrés como la adrenalina y el cortisol, se activa. Esto puede tener efectos perjudiciales en el desarrollo del cerebro de un niño y debilitar su sistema inmunológico. El estrés tóxico, que ocurre con frecuencia, puede incluso cambiar las expresiones de los genes y afectar nuestra salud décadas después.
¿Cómo se evalúa el estilo de apego?
Para evaluar el estilo de apego de un niño, se puede realizar una situación extraña. En esta situación, se permite que el niño juegue con su madre durante unos minutos dentro de una habitación y luego se deja solo al niño. El momento clave es la reacción del niño cuando su madre regresa. Los niños con apego seguro suelen abrazar a su madre, calmarse y volver a jugar. Por otro lado los niños con apego inseguro pueden mostrar comportamientos ambivalentes o evitativos, como llorar sin cesar o negarse a seguir jugando.
Los efectos a largo plazo del apego en los primeros años de vida están bien documentados. Por ejemplo, investigadores de la Universidad de Minnesota pudieron predecir, a los tres años, si un niño abandonaría la escuela secundaria con un 77% de precisión. Otro estudio realizado en estudiantes universitarios de Harvard reveló que aquellos que reportaron tener una relación bastante quebrada con su madre también fueron diagnosticados con problemas de salud, como enfermedad de las arterias coronarias, hipertensión y alcoholismo.
Es importante destacar que los primeros años de vida son el punto de partida para comportamientos posteriores. Un niño que se siente con apego seguro a los dos años puede hacer amigos en el jardín de infantes, lo que refuerza su cosmovisión y desarrolla optimismo. Esto a su vez contribuye a tener buenas relaciones en la escuela, en la universidad y en el trabajo. Por otro lado, los niños con apego inseguro pueden perder esta oportunidad y tener dificultades para entenderse a sí mismos y establecer relaciones saludables.
En resumen, la teoría sostiene que un fuerte vínculo emocional y físico con un cuidador principal en los primeros años de vida es fundamental para nuestro desarrollo. El apego seguro nos brinda confianza y seguridad para explorar el mundo, mientras que el apego inseguro puede generar desconfianza, falta de habilidades sociales y dificultades para formar relaciones. Los primeros años de vida son cruciales, ya que pueden tener un impacto duradero en nuestra salud y comportamiento en el futuro.