¿Las tormentas solares pueden destruir la civilización? | Todo lo que necesitas saber sobre el tiempo espacial 

Las tormentas solares son fenómenos naturales que pueden tener graves consecuencias para la humanidad si alcanzan la Tierra. En este artículo, exploraremos cómo funcionan exactamente estas tormentas solares, qué daños pueden causar y cómo podemos prepararnos para ellas.

El sol: un océano caliente de plasma

Aunque el sol parece sólido, en realidad es como un océano muy caliente. Su campo magnético empuja y da forma al plasma, que está compuesto por protones y electrones cargados eléctricamente. Este campo magnético almacena enormes cantidades de energía que se disipan por el Sistema Solar, creando el viento solar.

Fulguraciones solares y eyecciones de masa coronal

El sol a veces no es tranquilo ni uniforme. Cuando su campo magnético se riza y retuerce, se forman nudos magnéticos que acumulan grandes cantidades de energía. Cuando estos nudos magnéticos se rompen, el sol puede lanzar plasma y otras partículas al Sistema Solar. Estos eventos se conocen como fulguraciones solares y eyecciones de masa coronal (CME).

Las fulguraciones solares son maremotos de radiación de alta energía que recorren el Sistema Solar a la velocidad de la luz. Por otro lado, las eyecciones de masa coronal desgarran millones de toneladas de plasma de la atmósfera solar y las catapultan a velocidades de hasta nueve millones de kilómetros por hora.

Impacto en la Tierra

Si estas tormentas solares alcanzan la Tierra, pueden tener graves consecuencias. Sin embargo, la atmósfera nos protege de los peores efectos de las fulguraciones solares, ya que absorbe las ráfagas de rayos X antes de que lleguen a la superficie. Además, el campo magnético de la Tierra desvía el plasma electrificado de las CME hacia los polos norte y sur, donde las partículas caen a la atmósfera y crean las hermosas auroras.

Aunque las tormentas solares pueden dañar satélites, afectar las comunicaciones de radio y representar un peligro para los astronautas, para los habitantes de la superficie terrestre, el tiempo espacial es generalmente inocuo.

El riesgo para la red eléctrica

Sin embargo, las tormentas solares representan un riesgo para la red eléctrica. La energía de una CME puede inducir corrientes en la red eléctrica que la apaguen por completo o incluso destruyan las estaciones transformadoras que la mantienen funcionando. En 1989, la red eléctrica de Quebec falló después de una gran tormenta solar, lo que dejó perplejos a los operarios mientras lanzaba chispas. Aunque los ingenieros saben cómo ocuparse de estas tormentas y pueden desconectar las estaciones y subestaciones transformadoras, es importante estar preparados.

El evento Carrington y las consecuencias catastróficas

El evento Carrington, que ocurrió en 1859, fue la mayor tormenta geomagnética observada en la Tierra. Durante este evento, se produjeron enormes auroras hasta en el Caribe. En aquella época, solo teníamos tecnología telegráfica, que falló en todo el mundo debido a la tormenta solar.

En la actualidad, dependemos mucho más de la electricidad. En 2012, se proyectó que una tormenta solar tan fuerte como el evento Carrington causaría serios daños a los sistemas electrónicos de todo el mundo y costaría 2.6 billones de dólares solo en Estados Unidos. Se estima que tomaría entre cuatro y diez años reemplazar todos los sistemas dañados.

La importancia de la preparación

Es difícil saber cuán malo podría ser el impacto de una gran tormenta solar. Los expertos no están de acuerdo, algunos creen que solo habría apagones temporales, mientras que otros piensan que sería mucho peor. La probabilidad de que ocurra una gran tormenta solar es del 12% por década, lo que significa que hay un 50% de probabilidad de que ocurra al menos una en los próximos 50 años.

Además, estudios recientes han concluido que incluso las estrellas tranquilas como el Sol pueden crear «superfluctuaciones» cada pocos cientos de años, erupciones mucho más potentes que las observadas en el Sistema Solar. Si nos sorprendiera una tormenta de este tipo, las consecuencias serían catastróficas.

Dependemos en gran medida de la electricidad en nuestra vida diaria, desde la iluminación de nuestras casas hasta las comunicaciones y la navegación. Un corte eléctrico prolongado podría interrumpir la cadena de suministro, hacer que las conducciones de agua fallen y que los generadores de los hospitales se detengan. Sin electricidad, reiniciar las redes eléctricas podría llevar años o décadas.

Aunque no podemos predecir las tormentas solares, podemos prepararnos para sus efectos. Los científicos que estudian el sol tienen tiempo para detectar la llegada de una CME, y los ingenieros pueden desconectar las estaciones y subestaciones transformadoras de la red eléctrica para prevenir daños. Además, con inversiones y actualizaciones relativamente económicas, podemos proteger la red eléctrica mundial de las tormentas más devastadoras.

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