Los costes irrecuperables, también llamados costes hundidos, son aquellos que ya se han incurrido en el pasado y que no se pueden recuperar o modificar. Estos costes no deberían influir en nuestras decisiones presentes o futuras, ya que solo importan los beneficios y costes que se derivan de ellas. Sin embargo, muchas veces caemos en el error de tener en cuenta los costes irrecuperables, lo que nos lleva a tomar decisiones irracionales o ineficientes. En este artículo, vamos a explicar qué son los costes irrecuperables, por qué son un principio económico fundamental y cómo evitar caer en su trampa.
Los costes irrecuperables son un principio económico que se aplica a cualquier ámbito de la vida, desde las compras hasta las inversiones, pasando por las relaciones o las carreras profesionales. Para ilustrar este concepto, vamos a usar dos ejemplos: uno real y otro hipotético.
El ejemplo real lo tomamos del libro «Economía en una lección» de Henry Hazlitt, un clásico de la divulgación económica. Hazlitt cuenta que, durante la Primera Guerra Mundial, el gobierno británico gastó millones de libras en la construcción de un enorme cañón llamado «Big Bertha», que era capaz de lanzar proyectiles a una distancia de 120 kilómetros. Sin embargo, el cañón resultó ser un fracaso, ya que era muy difícil de transportar, de apuntar y de disparar. Además, los proyectiles eran tan caros que solo se podían usar en ocasiones especiales. El cañón solo se disparó 12 veces durante toda la guerra, y no se sabe si causó algún daño al enemigo.
El gobierno británico se enfrentó a una decisión: ¿debía seguir usando el cañón o abandonarlo? La respuesta racional era abandonarlo, ya que el cañón no aportaba ningún beneficio y solo generaba costes adicionales. Sin embargo, el gobierno británico siguió usando el cañón, argumentando que ya había gastado mucho dinero en él y que no podía desperdiciarlo. Este fue un claro ejemplo de tener en cuenta los costes irrecuperables, es decir, el dinero que ya se había gastado en el cañón y que no se podía recuperar. El gobierno británico cometió el error de pensar que, al seguir usando el cañón, estaba justificando su inversión inicial, cuando en realidad estaba desperdiciando más recursos.
El ejemplo hipotético lo inventamos nosotros, pero podría ser perfectamente real. Imagina que has comprado un billete de avión para ir a Nueva York por 500 euros. Sin embargo, una semana antes del viaje, te enteras de que hay una oferta para ir a París por 300 euros. Tú siempre has querido ir a París, y sabes que es una oportunidad única. Además, el viaje a Nueva York no te entusiasma tanto, ya que has ido varias veces y no tienes nada especial que hacer allí.
¿Qué harías en esta situación? ¿Irías a Nueva York o a París? La respuesta racional sería ir a París, ya que es el destino que más te gusta y el que tiene un precio más bajo. Sin embargo, muchas personas elegirían ir a Nueva York, argumentando que ya han pagado por el billete y que no quieren perder 500 euros. Este sería otro ejemplo de tener en cuenta los costes irrecuperables, es decir, el dinero que ya se ha gastado en el billete de avión y que no se puede recuperar. Estas personas cometerían el error de pensar que, al ir a Nueva York, están aprovechando su billete, cuando en realidad están perdiendo la oportunidad de ir a París.
Como hemos visto, los costes irrecuperables son un principio económico que nos ayuda a tomar decisiones racionales e inteligentes. Los costes irrecuperables son aquellos que ya se han incurrido en el pasado y que no se pueden recuperar o modificar. Estos costes no deberían influir en nuestras decisiones presentes o futuras, ya que solo importan los beneficios y costes que se derivan de ellas. Sin embargo, muchas veces caemos en el error de tener en cuenta los costes irrecuperables, lo que nos lleva a tomar decisiones irracionales o ineficientes. Para evitar este error, debemos ignorar los costes irrecuperables y centrarnos en los beneficios y costes marginales, es decir, los que se producen al tomar una decisión más o menos. Así, podremos maximizar nuestro bienestar y nuestra felicidad.
El Arte de Ignorar los Costes Irrecuperables
En resumen, los costes irrecuperables son una trampa en la que caemos con frecuencia, tanto en nuestras decisiones económicas como en las personales. La clave para evitar esta trampa es entender que los costes irrecuperables son precisamente eso: irrecuperables. No importa cuánto hayamos invertido en el pasado, lo que realmente importa es el beneficio que podemos obtener en el futuro.
Si te ha interesado este tema y quieres profundizar más, te recomendamos el libro «Economía en una lección» de Henry Hazlitt. Este libro es una excelente introducción a los principios económicos y te ayudará a tomar decisiones más racionales e informadas.
Además, si quieres aprender más sobre economía y finanzas, te recomendamos el curso «Principios de Economía» disponible en Coursera. Este curso te proporcionará una sólida base en economía y te ayudará a entender mejor los conceptos que hemos discutido en este artículo.
Esperamos que este artículo te haya ayudado a entender mejor los costes irrecuperables y cómo evitar caer en su trampa. Recuerda: el pasado es pasado, y lo que realmente importa es el futuro.